Por ello es que siguiendo su ejemplo, procuramos vivir esa síntesis, trabajando para que el Colegio de los Santos Padres sea para todos no sólo un lugar de formación para la sabiduría, sino también un camino de santidad cristiana.
Cada mañana, luego del izamiento de la bandera, consagramos nuestro día de trabajo al Señor mediante la oración matutina, en la que nos ponemos en sus manos para que Él nos bendiga y santifique nuestra labor cotidiana.
El Colegio cuenta con la asistencia espiritual de sacerdotes que asisten periódicamente a celebrar la Santa Misa y se ponen a disposición de los alumnos y demás miembros de nuestra comunidad educativa que deseen acercarse al sacramento de la Reconciliación.
Dando gracias a Dios por el inmenso don que significa su Presencia eucarística entre nosotros, cada viernes, durante el recreo, acuden al Oratorio, donde los espera Jesús Sacramentado, aquellos alumnos, profesores y demás miembros de la comunidad educativa que quieran recibir la comunión.
Además de la consagración matinal a la Santísima Virgen María, la piedad mariana tiene su lugar cada día al finalizar el segundo recreo: en el patio, frente a una imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa, nuestros alumnos saludan a la Madre de Dios con el tradicional rezo del Ángelus.